jueves, 4 de octubre de 2007

-URBANO-



Para vos...



No hay cartas de crespón en las aceras clandestinas...

la lluvia q resana el olor de cirios encontrándose en la tiniebla, los pasos truncados de las noches de poesía, maldita poesía, los hombres, todos mudos ahogándose de boca entre el fango infernal de ayer q fue un día por lo menos triste... después, vienen tus alaridos sembrados en el concreto y tu huella perpetua haciendo meollo en la telaraña del vacio estelar. La desnudez sincera de el ardiente secreto del callejón y el asfalto de golpe ante la luz diciendo no se que oración de una religión mundana, el cadáver de la flor, la luminosidad del tabaco.... el camino amplio e insuficiente, la boca mas grande devorándose al mundo, la sombra, el rictus, los bares, la mirada...

Nada…

Pirotécnicas manos se aferran al silencio de los muslos... q acabe, q acabe. Nosotros los seres periféricos del mundo, osamos con nuestra lengua acariciar a los más sublimes y con el filo de nuestro aliento besarles las pupilas con plomo. Seamos buenos, buenos amantes y poetas, ignoremos la herrumbre y el pudor. Al final, nada más como arcilla desechos entre las piedras claras, imaginándonos que son lunares. Más allá de la gloria y la impotencia, nuestras madres raquíticas de sal, la sodonimia sapiens sapiens y el licor entrañable del amor más dulce q conocimos. Implacable destierro, infértil melancolía.

Nada... gris aun.

La dosis necesaria de todo lo innecesario.

Caer, como dijo aquel en septiembre y aun lo repite, frente al paredón inicuo que profetiza con aire universal y descarada furia la pólvora que acecha las noches de los sueños de los niños de las tierras de inmundicia de dios de los mares de tu nombre y de tu nombre.

La imagen tuya resquebrajada toda, como si fueras humano. Nosotros los seres más profundos y terribles, nos tocamos el alma ensangrentada para disipar las dudas del disparo. Y aquí vivimos, en la capital del quebranto. Como hombres hechos humo, en las avenidas mas visitadas por el mito urbano de la soledad. Y la soledad nos ha hecho libres.

2 comentarios:

Gabriel Woltke dijo...

que te digo?

habrá comentario que sin ser inquisidor, acaricie este texto?
no lo se mientras tanto que en un auto de fe se eleven estas palabras hasta mi tierra

Wingston González dijo...

me inquieta mucho tu narrativa. todos esos referente (¿auto?bio)gráficos y los paisajes mentales. qué decir, sí, vivimos encerrados pero es un encierro al fin y al cabo bonito ¿no? in-tenso. un ri(c)t(us)o extraño. conejitos para ti muchacha.