lunes, 9 de julio de 2007

Pequeños bares.


-Hola?
-¿Donde estás?, venite para el Boulevard, Oswaldo está estallado, hasta suda de hebrio...
-Que joder ustedes, aparten para el taxi.
-No seas hecho mierda...

Sonrió, de la forma ligera que caracterizaba sus sonrisas, solía utilizarlas frente a las mujeres mas bellas y manipulables, todas eran unas ingenuas. Al hacerlo, dejaba entrever la osadía de la que hacía víctima a sus espectadores; él era como los anocheceres rodeados de pólvora después de nochebuena, cuando el silencio sale a las calles a deambular arañando las paredes, el lugar preciso donde permanecer aislándose de el ensordecedor bullicio que alimenta la soledad en masas, era el cigarrillo que ardía único bajo las sombras tenues de la ciudad, esos lugares semi iluminados donde las señoras aceleran el paso, temiendo que algo salte bruscamente de la soledad. Era como... el blues.


“Uno miente, para demostrar su existencia entre la humanidad. Uno tiene el poder de mentir para saberse controlador de las situaciones que amenazan con devolverle a la realidad el toque conservador, tememos seguir la línea de la lógica, al mentirnos somos mas humanos de lo que podemos ser en todas nuestras vidas” Le había dicho una noche a Oswaldo, ¿o había sido de día?.


Chillaron las llantas al cruzar hacia la avenida, haciendo ese ruido espantoso y habitual que sobresaltaba a los gatos que hurgaban los jardínes, era odioso escuchar el aire partiéndose con el grito plástico y devastador de la humanidad creciendo aceleradamente hacia sí mismos, chocando fronteras y repartiendo golpes sin motivación aparente, haciendo el mundo mas pequeño y sintético de lo que el ser nunca creyó. Y rompían los gritos el silencio, ácidos y estridentes gracias a la lluvia que breve se derramaba desde unas tres horas atrás.


Mejor subió volumen a la canción, quería olvidarse de lo viles que somos.


But no I wont go for any of those things
To not touch your skin is NOT why I sing
I cant help myself
Ive got to see you again

mmmm mm, hm hm hm mm, se limitaba a tararear.

2 comentarios:

Wingston González dijo...

todos terminaron tareando ¿cuándo se cansado de tararear? ¿qué tan pequeños eran esos bares? ¿cuántos? mmm... sólo espero que no se hayan encontrado con el conde drácula en patineta y traje de astronauta. eso sí les hubiera quitado la borrachera ¿no?.

Bea dijo...

jajaja, solo te puedo decir q no se encontraron al conde drácula en patineta... aunque...